12 de junio de 2025

Incendios forestales incrementan en segunda mitad del año: Secretaría de Gestión de Riesgos registró 204 incendios a nivel nacional en julio pasado

Gabriela, habitante de la ciudadela Metrópolis II, en el norte de Guayaquil, jugaba una tarde con otros niños de la urbanización. De repente notó un pequeño incendio cerca de las instalaciones del Cuerpo de Bomberos, pero no le dio importancia: “Siempre ocurren cerca de aquí”, relata.

En un lapso de tres horas el fuego había avanzado considerablemente. “Todo se llenó de humo, el cielo se volvió gris”, recuerda. Los bomberos, continúa, se demoraron más de 3 horas en calmar las llamas. En otra ocasión, un incendio más cercano a la urbanización llenó de humo y cenizas la vivienda de una de sus vecinas.

Gabriela vive en Metrópolis II desde los 6 años y ha atestiguado varias emergencias forestales. El Cerro Colorado, bosque cerca de su ciudadela, es propenso a incendios.

El Cuerpo de Bomberos contabiliza 15 incendios forestales en Guayaquil hasta el 9 agosto de 2023, además de 138 incidentes menores por quema de maleza, que requieren menos recursos para aplacarlos. Entre enero y agosto del año pasado, los bomberos atendieron 21 incendios forestales.

La Secretaría de Gestión de Riesgos (SGR) registra 38 incendios forestales en Guayas hasta el 9 de agosto pasado, con un total de 89,15 hectáreas (ha) quemadas. A nivel nacional suman 741 casos. Las cuatro provincias con la mayor cantidad de incendios son Pichincha (211), Azuay (107), Imbabura (100) y Tungurahua (77).

Julio fue el mes en el que más incendios ocurrieron, con 1.700,78 hectáreas quemadas, debido a 204 incendios. En contraste, de enero a finales de agosto de 2022, la SGR contabilizó 368 incendios forestales a nivel nacional.

Además del humo y de la ceniza, otra preocupación para los habitantes de Metrópolis II, según Gabriela, es el ingreso de animales a zonas urbanas que buscan escapar de los efectos de los incendios. Para Julián Pérez, docente investigador de la Facultad de Ciencias de la Vida en la Escuela Politécnica del Litoral, uno de los mayores costos de los incendios forestales es la afectación a la fauna forestal.

Algunas especies de roedores, anfibios y reptiles, que no tienen mucha movilidad, son especialmente vulnerables a morir calcinados, anota Pérez.

Los esfuerzos de reforestación tras un incendio deben ser acompañados de una estrategia de recuperación del suelo, según expertos. Foto: Cuerpo de Bomberos de Guayaquil

Una de las características del bosque seco tropical, como lo es el Cerro Colorado, es su resequedad a partir de junio hasta los meses de lluvia. Cuando el bosque se seca, las plantas empiezan a perder sus hojas, las ramas están menos hidratadas y se crea una capa de vegetación seca.

Esto, sin embargo, es una “amenaza”, pues el bosque se vuelve más vulnerable a incendios. La intervención humana también pone en peligro al bosque, pues desechos como plásticos y vidrios son un riesgo inflamable para el ecosistema.

Los vidrios en particular pueden generar el efecto lupa, que es cuando los rayos se potencian al pasar a través del vidrio, causando incendios al interactuar, por ejemplo, con ramas secas.

A pesar de su vulnerabilidad, Pérez considera que el bosque seco es “muy resiliente” si se lo deja crecer o si se llevan a cabo proyectos de restauración. El Bosque Protector Bosqueira, norte de Guayaquil, es un ejemplo de un sector donde Pérez estima que las estrategias de reforestación han tenido un “éxito interesante”.

Bosqueira ha sido objeto de numerosas campañas de reforestación, lideradas por las compañías, entidades públicas e instituciones educativas. Sin embargo, para Pérez, la reforestación debe ser solo un componente de la estrategia de restauración de hectáreas.

“Deberíamos pensar un poquito más allá… el ecosistema no es solo árboles”, explica. También debe recuperarse el suelo, continúa. Este queda estéril tras un incendio, y es “importante recuperar” la microbiota, organismos como hongos y bacterias, que le dan “mejor soporte y viabilidad” a las plantas al crecer de nuevo.

Durante los próximos días existirán condiciones atmosféricas favorables para la propagación de incendios forestales, indica el Inamhi

”En un ecosistema todo está conectado, eso siempre es importante tenerlo en cuenta”.

Las emisiones de CO2 (carbono) producidas por un incendio también son un factor a considerar, pues la capa vegetal también libera carbono a la atmósfera al ser quemada. Pérez, además, señala que la muerte de árboles afecta al proceso de cambio climático, pues estos captan carbono y habrá menos captación, incluso si los árboles no mueren, pues igual tardan en recuperarse luego de un incendio. (I)

El Universo

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